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Flujo sanguíneo al cerebro, el estímulo de la cognición y la memoria y la reducción del Estrés, algunos de los beneficios del ejercicio
En un mundo empresarial cada vez más acelerado, la búsqueda de estrategias para mejorar la productividad laboral es constante. Entre las numerosas prácticas que promueven un rendimiento óptimo, el ejercicio físico destaca como un catalizador esencial.
Sin embargo, el ejercicio no solo es beneficioso para la salud, sino también es un impulsor fundamental de la productividad en el entorno laboral.
En el top de los beneficios está el aumento del flujo sanguíneo al cerebro. El ejercicio regular no solo tonifica los músculos, sino que también activa el sistema cardiovascular, aumentando el flujo sanguíneo al cerebro. Este incremento en la circulación mejora la oxigenación y el suministro de nutrientes al cerebro, lo que se traduce en una mayor claridad mental y en la capacidad de tomar decisiones de manera más efectiva.
“Lo recomendado es de 30 a 45 minutos al día, aunque con pausas de cinco minutos cada dos horas de trabajo podría beneficiar el estado físico y emocional de los trabajadores”, aseguró el fisioterapeuta Brayan Becerra.
En el segundo puesto de los benéficos está el estímulo de la cognición y la memoria. Diversos estudios respaldan la idea de que la actividad física beneficia directamente las funciones cognitivas y la memoria. Al estimular la liberación de ciertas sustancias químicas cerebrales promueve el crecimiento de nuevas células cerebrales y fortalece las conexiones neuronales. Esto representa una mejora notable en la retención de información y la capacidad de aprendizaje.
Otro beneficio es la reducción del estrés y mejora del estado de ánimo. El estrés laboral es una de las principales barreras para la productividad. El ejercicio actúa como un potente antídoto contra el estrés, liberando endorfinas, neurotransmisores que generan sensaciones de bienestar y reducen la percepción del dolor. Al integrar la actividad física en la rutina diaria, los empleados experimentan una disminución del estrés, lo que contribuye a un ambiente laboral más productivo.
También está el fomento del trabajo en equipo. La incorporación de actividades físicas en el entorno laboral, como clases de ejercicio en grupo o competiciones deportivas, no solo mejora la salud individual, sino que también fomenta la camaradería y el trabajo en equipo. Un equipo cohesionado tiende a ser más eficiente y creativo, lo que tiene un impacto directo en la productividad, según expertos.
Por último, el quinto puesto es para la mejora de la energía y la resistencia. El ejercicio regular aumenta la resistencia física y la energía, permitiendo a los empleados afrontar las demandas laborales con mayor vitalidad y persistencia. Esta mejora en la resistencia física se traduce en una mayor resistencia mental, lo que resulta en un rendimiento sostenido a lo largo del día laboral.
“Se recomienda actividad para mayor activación de receptores y áreas de asociación, lo que se puede traducir en mayor desempeño laboral con bajo índice de fatiga mental”, concluyó el fisioterapeuta Sebastián Pietro.