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Sumado al trastorno que padecen las personas con el retorno a la rutina, el regreso a la presencialidad angustia a los trabajadores
Síntomas de estrés y ansiedad se presentan recurrentemente por esta época cuando las personas regresan a sus trabajos y estudios. No obstante, este año se adiciona un factor a esta premisa y es el hecho de que luego de dos años de pandemia, la presencialidad vuelve a ser una constante en varios de estos espacios.
En condiciones normales, se calcula que el síndrome posvacacional afecta a cerca 30% de la población activa de adultos jóvenes entre 25 y 40 años. “A pesar de que son sensaciones pasajeras, se manifiesta con fatiga, insomnio, dolor en el cuerpo, falta de concentración, tristeza e indiferencia; y normalmente tiene una duración de un par de semanas mientras el cuerpo y la mente se adaptan a la rutina”, comentó Nelson Montoya, country manager de la compañía especialista en talento Gi Group.
Aunque no hay una determinada población en la que se pueda encasillar la propensión a este “trastorno”, pues esta puede variar sin distinción entre géneros y edades, sí hay algunos elementos que pueden ser más recurrentes en un tipo de personas.
Según Sonia Margarita, psicóloga experta en Mindfulness, regresar a la cotidianidad y retomar las rutinas, es un tema que genera emociones encontradas y una persona que no disfruta de su trabajo, o que no se siente a gusto en su colegio, puede tener angustia de retornar y dicha angustia puede desencadenar ansiedad e incluso depresión.
Pero así como hay situaciones reales, en muchos casos estos sentimientos se originan en una fuente de imaginación y es por ello que entre los consejos de los expertos se recomienda “vivir el presente y aceptar que la realidad no se puede transformar”, incluso valiéndose de ayudas como la meditación y los ejercicios de respiración.
Asimismo, como sugiere el director de campos del Colegio Colombiano de Psicólogos (Colpsic), Pedro Pablo Ochoa, hay que tratar de mantener horarios regulares, por ejemplo, en términos de las horas de sueño, de las horas de acostarse, de levantarse, horarios de comida, incorporar rutinas de ejercicio físico; y, en la medida de lo posible, ir adaptándolas antes de comenzar el trabajo.
Y aunque el síndrome pos-vacacional existe y todo lo anterior es importante, añade que tampoco debemos caer en una “patologización” de la vida cotidiana, ya que es normal que haya situaciones y actividades que presenten un malestar.
Lo común es que transcurridas un par de semanas, en las que el cuerpo y la mente se hayan acostumbrado al ritmo nuevamente, el síndrome desaparezca. De no ser así, y por el contrario permanezcan los sentimientos de ansiedad, angustia y depresión por meses, es posible que ya se empiece a hablar de alguna patología más seria por lo que se debe consultar a profesionales.
El caso del covid
Más allá del síndrome “traumático” natural que se puede presentar luego de un periodo de descanso es importante entender que la realidad que impuso la pandemia también exacerbó comportamientos y conductas que hacen más lento el proceso de adaptación a la nueva realidad y el retorno a la presencialidad que enfrentamos hoy tras dos años de convivir con el virus.
“Lo primero que se puede sentir es ansiedad social, esa ansiedad que está latente, acompañada de palpitaciones cuando se encuentra en lugares sociales con mucha gente. Y es que hubo muchas personas que estuvieron bastante tiempo en aislamiento, entonces encontrarse de golpe con las oficinas y compañeros es impactante”, aseguró Jean David Polo, profesor de la Universidad del Norte y doctor en comportamiento social y organizacional.
Ante esto, el experto sugiere que el retorno debe realizarse de modo paulatino, pues destaca que las empresas que estuvieron demasiado tiempo en sus casas, y que todavía no han aplicado la alternancia, deben iniciar por esta para tratar de que la gente se adecue. Y es que “hay que volver a acostumbrarse a otras variables como el ritmo de tomar bus o de irse en vehículo al trabajo; y esto requiere algún tiempo”.
El Director de Colpsic agrega que también hay un temor muy elevado que tienen muchas personas frente al covid-19, y que en consecuencia se han aislado, no han realizado acciones por fuera de su casa y no han tenido mayores espacios de interacción social. Esto conlleva a que quizá pueda tener dificultades adicionales para retomar a las rutinas en la presencialidad. En la actualidad, además, el reingreso a las labores coincidió con el aumento de casos de contagio, motivo por el cual las personas tienen un mayor grado de preocupación. Ante esto el consejo también es probar con la alternancia.
Finalmente, en lo competente a la sintomatología que se puede llegar a sentir luego de volver de un tiempo de vacaciones, hay que anotar que esta puede producirse de igual manera por las altas expectativas. “Algunos sobredimensionan lo que esperan para el año nuevo y si no se cumplen las expectativas en los primeros días entran en depresión”, argumenta el profesor Polo de la UniNorte, por lo que se recomienda establecer metas diarias y seguimiento de tareas.
El síndrome del “trabajador quemado”
El síndrome del burnout o del trabajador quemado es una alteración que se produce debido al estrés patológico en el ámbito del trabajo y quienes lo sufren tardan bastante tiempo en detectarlo. “Las causas del burnout pueden ser diversas, aunque se reducen en esencia a tres áreas: las condiciones del trabajo, las relaciones sociales y la conciliación de la vida personal o familiar. Y aunque todas tienen severas consecuencias por separado, su efecto se acentúa cuando se combinan”, destacó Joaquín Mateu, doctor en Psicología Clínica y docente de la U. de Valencia.