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El parche antiestrés hace parte de un kit que dice potenciar las frecuencias que relajan el cuerpo
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El desarrollo de la multinacional NuCalm promete modificar las ondas cerebrales para aliviar el estrés, pero su eficacia y explicación científica sigue en pruebas
Meghan Markle, la duquesa de Sussex fue fotografiada con algo que llamó la atención entre los medios, un parche azul en su muñeca izquierda. Y aunque a primera vista podría confundirse con un sticker corriente, este particular accesorio iba más allá del cuidado estilístico.
Los fans de esta celebridad descubrirían que esta pegatina era realmente un parche antiestrés distribuido y producido por la empresa NuCalm. Este producto hace parte de un kit que dice potenciar las frecuencias que relajan el cuerpo. ¿Cómo es eso posible?
Sebastián Botero Echeverri, fisioterapeuta y experto en manejo del dolor, quien ha utilizado en sus pacientes el producto, nos comenta que los parches modifican las ondas cerebrales que inciden en el cuerpo en el momento que estamos estresados.
Cuando las neuronas se activan producen ondas cerebrales que oscilan a diferentes frecuencias. Las llamadas theta y delta se asocian con el cuerpo en modo relajación, y las betas en un estado de alerta. “Cuando se recarga el estrés, uno se mantiene en ese estado beta, y adicionalmente se activan otras sustancias químicas, la adrenalina y el cortisol” explicó Ángela Polanco, psicóloga y magíster en neurociencias.
La explicación que da NuCalm en la web es que el disco “envía una señal (o biofrecuencia desde la muñeca) al pericardio del corazón para activar las fibras nerviosas parasimpáticas locales, que luego transmiten las señales a su cerebro, iniciando el proceso de aumento de la salida del nervio vago y ralentizando las acciones celulares”. Una lectura bastante confusa, incluso para especialistas.
“Yo digo, pero ¿qué es lo que genera esa biofrecuencia? No entiendo qué sustancia o magneto produce esa radiofrecuencia. Y que sea tan específica hacia el pericardio, que es la parte que cubre el corazón, y la parte parasimpática, que es la que de alguna forma relaja. Me parece que es una explicación muy floja” dice Polanco.
Por su parte, Tara Swart, neurocientífica y profesora titular de la Sloan School of Management de MIT, le dijo a The Guardian que era una “señal de alerta” que NuCalm no incluyera los ingredientes en su etiqueta.
En la explicación, la empresa utiliza palabras como “biofrecuencia” o “señales” porque su tratamiento se basaba en el enfoque teórico de la medicina energética. Un tipo de medicina alternativa que, de forma parecida a la acupuntura, utiliza puntos periféricos a nivel del cuerpo pero con impulsos eléctricos. “Yo me imagino que a ese nivel debe haber algún punto periférico que haga esa conexión con el corazón y del corazón al cerebro” dijo Polanco.
Sin embargo, no hay estudios que prueben la efectividad empírica de este tipo de tratamientos alternativos. Esto debido a “las dificultades para realizar ensayos aleatorios controlados y la amplia gama de aplicaciones para la salud física y mental” afirma la sicóloga Pamela B. Rutledge en su artículo “Una celebridad con un parche de estrés fue ¿funcionan?”.
“Fueron astutos al reunir en un kit elementos que ya están en el entorno. Sabemos que se necesita oscuridad para el desarrollo del sueño y el efecto de las ondas musicales”
“Creo que estos productos responden a la necesidad de querer estar a la moda pero sin priorizar lo que ya tenemos”.
Aunque Meghan usa el parche individualmente, el producto principal de NuCalm es una app que ofrece música creada para relajar el cuerpo. Esta se utiliza al tiempo con un antifaz de ojos y el parche azul.
La música como tratamiento para tratar el estrés ha sido ampliamente documentado. La melodía, el ritmo y la frecuencia parecen influir en las respuestas de relajación individual, sin embargo, si se usa como centro de tratamiento, algunos señalan que puede terminar cansando.
“Desde la neuropsicología, si yo utilizara este mismo método todo el tiempo, no va a funcionar, porque el cerebro va a aprender, dejando de ser funcional. Si no se le da dosis diferentes o algo diferencial” comenta Alexander González, neuropsciólogo clínico.
Incluso comenta que podría generarse una adicción al tratamiento, sumándole ansiedad y creando una dependencia al producto. “Yo diría que a largo plazo es un efecto placebo más que otra cosa” concluye González.
Lo que podría explicar la baja acogida que tuvo el producto a largo plazo en los pacientes de Echeverri. “Yo paré el producto de NuCalm porque la gente no pagaba lo que valía la mensualidad. Pagaban una o dos sesiones, y sí, se sentían relajados, pero luego decían que no sentían nada y no veían ningún resultado visible”
Cuenta que quienes más duraron con el tratamiento lo hicieron en un máximo de 2 meses, entre 8 y 10 sesiones.
