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Las compañías saludables toman cada vez más importancia porque garantizan una mayor calidad de vida para sus trabajadores y una mejor relación con su comunidad
Las ciudades saludables son fundamentales dentro de la planeación de políticas públicas. Y bajo ese concepto está el entorno laboral, en el que las compañías entran a jugar un papel esencial para crear empresas saludables. Sobre los beneficios de trabajar en este objetivo habló Fabián Colonia, subsecretario de Protección de la Salud de Cali.
¿Qué factores hacen que una ciudad sea saludable?
Desde hace décadas dejamos de concebir la salud como la ausencia de la enfermedad para pasar a una lógica más integral que se relaciona al bienestar en general, no solo físico, sino mental. Se entiende a la salud como un resultado de la interacción de muchos sectores y no solo como un producto de la prestación de servicios de salud. De hecho, podríamos tener ciudades llenas de hospitales e igual las personas van a seguir llegando enfermas a estas instalaciones.
En palabras de la OMS, una ciudad saludable es aquella que está continuamente creando y mejorando entornos físicos y sociales y expandiendo los recursos de la comunidad, que permiten a las personas apoyarse mutuamente para realizar todas las funciones de la vida y desarrollarse a su máximo potencial. Una ciudad saludable debe plantear sus intervenciones en cinco entornos esenciales en donde se ha demostrado ampliamente se construye la salud, estos son: el entorno educativo, comunitario, institucional, familiar y laboral.
Sobre este último, ¿cómo hacer a una empresa saludable?
Para hablar de que una empresa es saludable se deben abordar lo que se ha denominado como las cuatro avenidas de influencia de un entorno laboral saludable. El entorno físico, que incluye la infraestructura, aire, iluminación, maquinaria, productos y procesos que se realizan.
El entorno psicosocial incluye la organización del trabajo y la cultura organizacional; los valores corporativos, las actitudes, creencias y prácticas que se demuestran como cotidianas en la empresa, y que afectan el bienestar físico y mental de los empleados. En tercer lugar, los recursos personales de salud en el trabajo: en este sentido, se entiende como un ambiente promotor de la salud, servicios de salud, información, recursos, oportunidades y flexibilidad que una empresa proporciona a los trabajadores para apoyar o mantener sus esfuerzos para mejorar o mantener estilos de vida saludables, así como para monitorear y apoyar constantemente su salud física y mental.
Por último, está la participación de la empresa en la comunidad: dado que los trabajadores viven en comunidades, su salud es afectada por el medio físico y social de la comunidad.
¿Cuál es la importancia de una empresa saludable dentro de una ciudad saludable?
Una empresa saludable se traduce en trabajadores y ciudadanos con mejor calidad de vida, en donde no solo se determine el valor de acuerdo a los salarios monetarios, sino a los emocionales. Un trabajador que se sienta cuidado por su empresa se convierte en un ciudadano que cuida su entorno y multiplica el estado de bienestar en el que se desarrolla en el ámbito laboral, a los demás ámbitos cotidianos.
La relación de empresas con ciudades saludables se clarifica en la medida en la que en un entorno saludable se aumenta la productividad de la empresa, ya que un mejor nivel de salud se traduce en un menor ausentismo laboral por ejemplo, además de motivaciones extras para producir en el marco de la felicidad. Una empresa más productiva conduce a más competitividad de la ciudad y por ende aumenta el poder adquisitivo de la sociedad, todo esto en una especie de círculo virtuoso en el que nadie podría salir perdiendo.
¿Cuales son los mayores riesgos para esto?
En ambos escenarios el mayor riesgo es la falta de corresponsabilidad de los ciudadanos/empleados para que tomen las mejores decisiones. De nada nos sirve tener ciudades que urbanísticamente están pensadas desde la salud, si los ciudadanos tienen hábitos y estilos de vida insalubres.