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Pese a que el marco regulatorio de los cigarrillos electrónicos es limitado, sus componentes prenden las alarmas respecto a la salud
Es común ver hoy en día, más que todo en la juventud, cómo se desvanece el consumo de cigarrillo al tiempo que es reemplazado por nuevos elementos que contienen altas, medias o bajas cantidades de nicotina. Como los vapeadores, que, a fin de cuentas, pueden ser una base de ayuda para dejar de fumar, aunque la principal sustancia adictiva no desaparece.
La Ley 1335 de 2009 fue el primer peldaño para regular la venta, el consumo, la publicidad y promoción del tabaco en el país. Esto con el fin de ratificar el compromiso adquirido por el país frente al Convenio Macro para el Control del Tabaco de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
No obstante, por fuera de ese marco regulatorio quedaron los Sistemas Electrónicos de Administración de Nicotina (Sean) o vapeadores, siendo hoy en día un incógnita su regulación.
Frente a estos productos se ha generado un extenso debate desde organizaciones de salud hasta el Congreso de la República, pues existen posturas que señalan a los vapeadores como uno de los elementos efectivos para dejar el tabaco, reconociendo sus posibles daños, y otros que ponen al mismo nivel estos productos con el cigarrillo, argumentando que ambas generan consecuencias adversas a la salud.
Julián Peinado, representante a la Cámara por el Partido Liberal, lidera actualmente un proyecto de ley ante el legislativo con el objetivo de regular el uso de vapeadores y cigarrillos electrónicos en espacios cerrados, pues se debe “garantizar las salud de los menores de 18 años y las personas que no fuman, protegiéndolos del efecto del tabaco y sus derivados”.
“Son unas prácticas que hoy en día está demostrado que afectan el sistema respiratorio y generan consecuencias contrarias en la salud. Un producto en el que, además, se normaliza su consumo como si no generara ningún tipo de daño”, explicó el representante.
De acuerdo con el texto radicado, además del cigarrillo convencional, la prohibición se deberá analizar frente a Productos de Tabaco Calentado (PTC), Sistemas Electrónicos de Administración de Nicotina (Sean), e imitadores, que incluyen Sistemas Similares Sin Nicotina (Sssn), así como los dispositivos e insumos que resulten indispensables para su adecuado consumo como es el caso de los dispositivos calentadores.
Según cifras del Dane, al menos 5% de la población entre 12 y 65 años ha utilizado cigarrillos electrónicos o vapeadores, una cifra en pro de la eliminación del tabaco. Aunque puede ser un factor preocupante, pues estos elementos pueden llegar a contener niveles más altos de nicotina que un cigarrillo tradicional, sumado a las más de 22 sustancias cancerígenas como pulegona, arsénico, formaldehído y nitrosaminas, razón por la cual la Organización Panamericana de la Salud (OPS) recomienda a Colombia regular su uso.
El Ministerio de Salud, a través de Nubia Bautista, quien fuese subdirectora de Enfermedades no Transmisibles de la cartera, aseguró a inicios de este año que “estamos enfocados en generar la mejor información sobre los riesgos, para que la gente tome decisiones basadas en la mejor evidencia”.