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En entrevista con El Economista, el experto reconoció que esto representará un crecimiento exponencial si se considera que actualmente existen 8 millones de objetos conectados a Internet, nivel que posiciona al país en el décimo lugar respecto a las economías del continente.
“Si comparas a México con los países de América Latina, actualmente somos el décimo lugar en dispositivos conectados. (El crecimiento) será en el aspecto de consumo, estamos adoptando cómputo vestible, hogares conectados, los dispositivos conectados a vehículos, entre otros”, aseguró.
Cifras de la firma de análisis IDC y publicadas por 5G Americas detallan que el mercado de IoT en México alcanzó en 2016 un valor de aproximadamente US$3.300 millones impulsado principalmente por casos de uso empresarial en áreas como el transporte y la manufactura. Esta cifra da a México una participación del 0.41% en el mercado global que ascendió a un valor de US$812.000 millones en 2016.
Para el 2017 se espera que el valor del mercado IoT en México tenga un crecimiento de 26% y llegue a US$4,158 millones.
A nivel global, Deloitte proyecta que en el 2020 existan 26,000 millones de cosas conectadas y se alcance un valor de mercado de US$1.9 billones.
“Hoy en día, el impacto del IoT en los negocios, les ofrece a las empresas información valiosa sobre los hábitos del consumidor, ayudando al desarrollo de estrategias y a la toma de decisiones; además, de brindar mayor eficacia en la relación entre marca y consumidor. Este año, los sectores más activos en la implementación del IoT a nivel global han sido las industrias de manufactura y transporte. Durante los próximos 5 años veremos cómo se sumarán a esta tendencia nuevos sectores de negocio como seguros y salud”, dijo Michael Raynor, director de Servicios en Deloitte Estados Unidos y Líder de Innovación en Deloitte Consulting en Estados Unidos.
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El lado oscuro de las cosas conectadas
Aunque los expertos ven más las oportunidades en el insertar sensores y conectividad a los objetos que hacen funcionar a las industrias y a los entornos que rodean al ser humano, lo cierto es que existen aspectos que pueden amenazar estas promesas: la privacidad de los usuarios y la ciberseguridad de estos dispositivos.
Craig Wigginton, líder del sector de Telecomunicaciones en Estados Unidos, Global y Américas para Deloitte, consideró que el futuro inevitable es que los usuarios deberán ceder parte de su privacidad a cambio de que las empresas tengan acceso a sus datos para analizar e interpretar sus comportamientos que se traduzcan en datos que aprovechen a fin de aumentar sus ventas.
“Creo que es una cosa generacional. Las generaciones más jóvenes no parecen estar muy preocupadas acerca de la privacidad como las generaciones anteriores. Será interesante ver cómo se mueve esta curva, pero vamos a empezar más aceptación el tener que ceder cierta privacidad para obtener beneficios de esas empresas”, consideró en entrevista.
Pero Wigginton se dice más preocupado por los hackeos que, más allá de robar información y espiar a las personas, pongan en riesgo la vida de los usuarios. Y es que en escenarios donde se prevé que dispositivos médicos estén conectados a la red; vehículos sean capaces de funcionar sin conductor, dirigidos sólo con sensores y poder de cómputo; o aviones que incorporan cada vez más elementos de conectividad para funcionar, una vulneración maliciosa a los sistemas representará un riesgo para seguridad e integridad de las personas.
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